Mi amiga Ruth, del blog Srta. Ruthenmeyer te cuenta… tuvo la idea de crear para el día de hoy un evento en el que todos los blogs participaran y contaran su visión sobre el tema.
Cuando me preguntaron si quería participar en este proyecto no sabía que iba a costarme tanto hablar sobre la violencia de género, realmente pensaba que sería más fácil, pero se me planteó un problema y gordo ¿cómo hablo de algo que no llego a entender?
Esto es un blog, en este caso compartido, pero en el que se habla de lo que nos gusta, de lo que no, de novedades, de mamás, papás, niños, bebés… y de pronto pienso, según las estadísticas, ahora mismo hay un tío en alguna parte, arreándole una paliza a su mujer sólo porque le sale de los huevos… ¿cómo hablo de eso? Porque claro, yo no sé a vosotros, pero a mi me saltan a la boca una cantidad de palabrotas, y una cantidad de mal rollo que si me lo ponen delante no respondo.
He tenido la suerte de nacer y criarme en una familia normal, con unos padres normales donde todo ese dolor no se contempla ni de forma remota, de hecho, ni siquiera he conocido a nadie cercano que haya pasado por eso ¡gracias a dios!
Y me pregunto… ¿cuándo empieza todo ese tormento? ¿cuándo una persona pierde de tal forma la autoestima hasta llegar a anularse? ¿cómo se puede llegar a ese extremo? Porque digo yo, que en algún momento tiene que empezar, ¿no se da uno cuenta de que las cosas no van bien, de que no es normal que la persona que te quiere te ponga la mano encima?
Quiero pensar que te ciegas y cuando vienes a darte cuenta ya es demasiado tarde, pero en realidad, nunca es demasiado tarde ¿no? de verdad que por más que lo intento no soy capaz de racionalizarlo, porque sé que algunas de esas mujeres tienen pocos recursos y existe el miedo a perderlo todo – «sin trabajo y sin dinero, ¿a dónde voy?» – imagino que pensarán; pero y las que trabajan, disponen de sus propios recursos y no dependen económicamente de su marido ¿por qué lo toleran?
De todas formas, ni de una forma ni de otra, ¡SIEMPRE HAY OTRA OPCIÓN! ¡SIEMPRE PODEMOS ELEGIR!
Nadie tiene derecho a insultarnos, infravalorarnos, violarnos, ni siquiera a decidir por nosotras lo que queremos desayunar, porque para eso somos mujeres, mujeres sin las cuales no existiría ese hombre, mujeres sobre las que se ha edificado la historia que tenemos, que sin nosotras no sois nada, que los huevos hay que llevarlos dentro, para currar hasta las tantas sin quejarse cuando no hay más remedio, para llegar a casa después del trabajo, agotados y tirarse al suelo a jugar con los niños, para sentarse a la mesa todos juntos y contarnos lo que hemos hecho ese día, hay que tener los huevos suficientes para decirle a tu mujer por la mañana –¡Buenos días Princesa!-, hay que levantarse un domingo a las 7 de la mañana para llevar a tu hijo a su partido de fútbol, para ir el sábado por la tarde con tu hija a ver su peli preferida; eso es un tío en condiciones, todo lo demás, no es más que mera fachada de hombre duro, que no gusta a nadie, que no agrada a nadie, que no sirve para nada.
Señores, lo que nosotras queremos es un hombre que se da la vuelta cuando pasamos por su lado para seguir mirándonos, un hombre que nos bese sin pedirlo, que nos ame cuando lo necesitamos; y yo estoy segura que todas esas mujeres quieren lo mismo, NO QUIEREN que les partan la cara cada miércoles al volver del fútbol con dos copas de más (o tres), NO QUIEREN que les rompan un brazo porque no han llegado a la hora, NO QUIEREN que las violen porque «hoy toca».
Y aquí vengo yo, con mi vida normal, con mi marido perfecto, mis tres hijos adorados, mi trabajo… a decirle a todas esas mujeres ¿POR QUÉ AGUANTÁIS? ¡¡Necesito que alguien me explique por qué aguantáis!! Puede que no guste escucharlo pero si no lo digo reviento ¡NO HAY QUE AGUANTAR, HAY OTRA VIDA MEJOR!
Como mujer me siento insultada, infravalorada y pulida, de pensar que por ahí hay alguien que está perdiendo su propia vida a manos de un ser: INFERIOR, INTOLERANTE e INHUMANO, pero aun me siento peor, sabiendo que el vecino de al lado oye los golpes todos los días y no hace nada; no entiendo por qué un hombre pega a una mujer, no entiendo por qué una mujer aguanta que le peguen, pero aun menos entiendo por qué sabiéndolo no haces nada TÚ.
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26 noviembre, 2013
Gracias por unirte a esta iniciativa común, que gestamos entre Ruth y yo. Un proyecto que llevamos a cabo ambas, pero que sin la implicación del resto de personas no hubiera sido posible.
Como ayer linké todos los post relacionados con la iniciativa en mi blog, incluyo el tuyo también.
Reitero mi agradecimiento por tu participación.
Un abrazo.